Los temas de las pinturas de Abel, con frecuencia nos llevan más allá de una descripción física. El maestro toma su tiempo observando y meditando acerca de los sucesos con los que convive.

El matiz de la cotidianidad le brinda un abanico de posibilidades infinitas, desglosando sus razones de representación. El disfruta de la convivencia con la gente, sobre todo con la gente trabajadora. Pescadores, campesinos, constructores, madres y mujeres en general. Las cosechas, los frutos de la tierra y sus procesos de siembra, cría, pesca, son imágenes que se reconocen en su trabajo.

Este cuadro es el resultado de la observación de un cardumen justo antes de que el pescador lance su red. Reconoce como la cualidad de agrupación que existe de forma natural y armónica de las comunidades en la naturaleza se rompe cuando el ser humano irrumpe con su herramienta creando el caos momentáneo para cumplir su cometido.